domingo, 29 de abril de 2012

EN MEMORIA DE PACO HERNÁNDEZ


  

 

Querido Paco:
En mi opinión deberías estar al lado de "nuestros profesores" con tu propio apartado de   semblanzas, pero al no haber sido profesor nuestro, no todos los alumnos del Ramiro te reconocerían. Para eso ya tienes a todos tus alumnos del Colegio Estudio, donde fuiste una verdadera institución. Pero no es grave, porque la importancia que tuviste para nuestras vidas fue tan grande o mayor que la que tuvieron nuestros profesores. Fuiste nuestro mentor, nuestro orientador, nuestro preparador y sobre todo nuestro ENTRENADOR. El valor que debería haber tenido esta palabra en España es la que se le da en las universidades americanas. El entrenador es un profesor más del claustro y tiene la misma importancia, o más, que otros profesores.
Como mentor voy a recordarte lo que hiciste por mi en 5º curso para que mi Libro de Escolaridad no reflejara ni un suspenso. Aquel año intenté copiar en un examen de Formación del Espíritu Nacional. El profesor, no recuerdo su nombre, me gratificó con un suspenso a final de año por aquella conducta y cuando lo supe todo apenado te lo comenté antes del entrenamiento. Ni corto ni perezoso te fuiste hacia Secretaría, conseguiste hablar con el profesor y finalmente me dio un aprobado ramplón que sirvió para que no apareciera ninguna mancha en mi hoja de servicios y pudiera ese verano participar en la selección FISEC sin tener que estudiar al tiempo.

Paco Hernández, Bergia, Moreno, Ibáñez, Castanyer, Ramos, Segura y Aito. Campeones juveniles escolares.



Como orientador te esforzabas en animarnos en nuestros estudios y a quien veías con ilusión en el deporte le indicabas un posible camino, que era estudiar INEF. Reconozco que no te hice caso, pero si lo hubiera hecho habría sido muy feliz desarrollando una carrera de enseñanza a los críos y tal vez, quien sabe, como futuro entrenador de baloncesto en algún equipo de campanillas. Lamentablemente yo no tuve una vocación tan clara como Aito.
Por otro lado hay que agradecer que en aquel tiempo el mensaje que un joven recibía de toda la sociedad y de todos sus entornos era unívoco: ESTUDIA. Y ahí estabas tu ayudando junto a padres, profesores, entrenadores y directivos deportivos. Como orientador.




Paco Hernández, Sagi Vela, Javier Codina, Aito, Capetillo, Alfredo (delegado), Ramos JR, Ibarra, Segura, Ramos V y Martínez Arroyo. Estudiantes 1.964-65


Tu faceta de preparador era reconocida en todo el ámbito deportivo. No voy a descubrir yo aqui nada nuevo. Tu equipo de juveniles fué el primer equipo español que entrenaba no sólo en la cancha, sino además en el gimnasio y en las calles que rodeaban al Ramiro. Recuerdo como muchas tardes nos hacías correr un cross por Serrano, María de Molina, Castellana y Vitruvio, para volver al colegio. En la preparación de fondo también destacaba Aito, quien siempre marcaba el ritmo de cabeza en esas carreras. También recuerdo que jugábamos dos competiciones al tiempo, Escolares como colegio Ramiro de Maeztu y Federación como Club Estudiantes. Cuando algún domingo coincidían ambas competiciones y si jugábamos primero en Vallehermoso, por ejemplo, tu recogías nuestras bolsas con la ropa de vestir y la llevabas en tu coche a Ramiro mientras nosotros íbamos corriendo de Vallehermoso al Instituto para, una vez llegados allí, cambiarnos de camiseta y comenzar el segundo partido sin descanso alguno. Tu máxima era: primero teneis que ser atletas y después sereis jugadores de baloncesto. Es por ello que nos hacías participar en la competición escolar también en las diferentes disciplinas atléticas de acuerdo con nuestras mejores aptitudes físicas. Asi Aito era fondista, Emilio Segura saltador, yo velocista, etc.



J.L. Sagi Vela, Martínez Arroyo, Pleguezuelos, Ramos V, Capetillo, Paco Hernández, Javier Codina, Beibi, Aito, Ramos JR y Segura. Estudiantes 1.965-66



Y finalmente como entrenador, lo que yo considero un compendio de todo lo anterior, llevaste a cuatro de tus juveniles al primer equipo de Estudiantes. Y tu junto a nosotros en aquellos nuestros primeros años en la alta competición. Tenías unas máximas formidables, como aquella de "pasa bien y no mires a quien" y conseguiste el equipo con el mejor contraataque de España. Para ello eras capaz de hacernos jugar partidos sin poder botar, tan sólo pasar, lo que exigía un posicionamiento de ayuda al pasador por parte de los potenciales receptores del balón que jamás ningún otro entrenador nos ha enseñado.
En fin, Paco, aqui queda mi reconocimiento al gran entrenador, pero además al gran amigo y a la gran persona que fuiste.

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