Ayer, día veinticinco
de Octubre de dos mil doce, se celebraron los sesenta y cinco años del Club
Estudiantes durante la presentación del equipo de la Liga Endesa.
Amablemente invitado
por la Directiva del Club, me personé en el polideportivo Magariños para
asistir a la celebración.
Muchos recuerdos nos
trae ese campo de baloncesto y bonitas evocaciones de grandes gestas
deportivas. Pero también encuentros con antiguos jugadores y alumnos y, sobre
todo, la pervivencia de una idea, la de la formación integral del individuo en
las aulas junto al patio deportivo, y la de un nombre, el de Don Antonio
Magariños, quien fue el creador del Club Estudiantes.
Grande fue mi sorpresa
cuando vi ampliado el recuerdo y el nombre de Don Antonio, no en el exterior
del campo, sino en el interior del mismo. Un nuevo centro médico que lleva su
nombre ha nacido en el interior de la instalación, y creedme junto a una
canasta de baloncesto. ¿Existe mejor asociación de un nombre, de una idea y de
un objeto que los represente? Yo diría que no, y la inspiración vino a mi
inmediatamente.
Posteriormente
vinieron las presentaciones. El presidente de la Fundación y del Club
Estudiantes, nuestro compañero de promoción Miguel Angel Bufalá, tras agradecer
su ayuda a los patrocinadores envió un mensaje de comportamiento en la
educación, en los valores que siempre nos acompañaron y en la cultura del
esfuerzo, que fue un broche magnífico al acto.
En Serrano, en el
Estu, en nuestro Instituto se sigue hablando de los valores que conformaron
nuestra educación y que siguen siendo piedra angular, junto al esfuerzo
individual, de nuestra formación como personas y que Don Antonio nos inculcó.
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